Reflexión sobre la vida

Yo veo por mi propia tele, son mis ojos,
y lo que ven mis ojos es a millones de actores,
llevamos actuando tantas vidas, tantos años,
que olvidamos ya quienes somos;
viviendo en el cronometraje de una vieja película,
¡Ay! Si alguien nos viera desde arriba...

Y cuantos años, cuantos años, ya han pasado,
y cuántas vidas, cuántas vidas, ya llevamos.
Prefiero no contarlas, para que las heridas sanen,
tan solo deja de mirarlas y tocarlas.

A la humanidad siempre le gustó ser instruida,
siempre le gustó hacerse la víctima.
Aún sigue la lucha entre el mal y el bien,
y luchando seguirán pero, ¿dime contra quién?
No, aún no conocieron su propio poder,
aún no comprendieron que todo está en su ser.
Dejaron de beber de su propia agua del saber,
dejaron de beber por mentiras que les hicieron creer.

Ante la sumisión, lo mejor es retirarse,
adentrarse en un profundo mágico viaje,
donde nadie más que tú pone los límites,
límites más lejanos de los que te imagines.

Y me adentro, me adentro en mis adentros,
y me alejo, me alejo de un mundo que no comprendo,
y me alejo, me alejo de todo eso.
En mi soledad tengo mi propia fábrica de sus sueños,
y creo, y creo en el arte,
y creo, y creo mi propio destino.
La fe en mí mismo y en la vida
son la única luz que a mí me guía.

Y dejo que las aves sean las que me hablen,
que las nubes sean las que el cielo dibujen,
que las plantas sean las que me enseñen,
que la vida y mi sentir sean los que me lleven,
que los regalos sean los que me encuentren,
que los dolores sean los que me curen,
que los frutos por sí solos maduren.

Despertar dentro del sueño de la vida
y saber que estás soñando despierto.
Subir a bordo de tu alma y recorrer el universo entero.
Navegar en solitario por los mares del misterio.
Fundirte con la voz que susurra en el silencio.

Despertar dentro del sueño
y saber que estás soñando despierto.
Subir a bordo de tu alma y recorrer el universo entero.
Saber que el maestro no es el que está afuera, sino dentro.
Y recordar el universo, el universo es un misterio.

Y no me encontrarás manifestándome en la calles,
me encontrarás cantándole a los bosques y a los valles.
Me encontrarás hablando con niños, ángeles y árboles.
Me encontrarás recitando cuentos y poesías,
allí donde coincidan nuestros viajes.

Las poesías llegan solas, son lluvias de palabras.
El viento sabe, sabe! Dónde tiene que llevarlas.
El viento sabe, sabe! Quién tiene que escucharlas.
La poesía es dios hablándote sin máscaras.

- Arnau de Tera -

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