Madre Naturaleza

¡Oh! Abuelo árbol,
conocedor del gran misterio,
conocedor del temido silencio,
en ti veo el reflejo de la vida.

Tus raíces son nuestros orígenes,
orígenes son la tierra húmeda en las que creciste.
Tu tronco es la fuerza, la fe y la esperanza,
las aguas que inundan de emociones nuestras auras.
Tus ramas, tus ramas son celestiales alas,
de ellas sale el fuego que calienta nuestras almas.
Tu copa, tu copa es pura conciencia,
es el aire que respira toda la existencia.
Y tus frutos, tus frutos son frutos de todos,
tanta es tu grandeza que, todo aquello que eres, lo ofrendas.
Eres creador de vida, eres la misma existencia.

La naturaleza es la única que puede hablar
de amor y de humildad en este planeta.
La naturaleza es la única que puede hablar
de amor y de humildad en este planeta.

 ¡Oh! Amada tierra,
encendamos todos juntos esta cálida hoguera,
iluminemos de cantos tu atmósfera.
Formemos esta gran orquesta,
que cada uno sea un divino instrumento,
entonando su propio canto del renacimiento.

Pájaros que vuelan, se acercan, te cantan y se alejan,
mensajeros de estrellas que en ti semillas siembran.
Se abren las ventanas del cielo,
la humanidad recuerda que el enemigo
no está fuera, sino dentro.
Todos retornan a los brazos de su madre,
y la madre los abraza como solo una madre abraza a un hijo.
Madre Tierra, hemos vuelto para estar juntos contigo,
venimos desde las estrellas para volver a ser un solo latido.
Estamos mucho más allá, más allá del bien y el mal.
Tierra y cielo unidos. Principio sin final.

- Arnau de Tera -